sábado, 14 de marzo de 2009

A solas


Llegaste una mañana de mayo
vestido de imposible,
como suelen llegar las cosas que ya no se esperan.
Dijiste mi nombre
y se me quedó el silencio acurrucado en las sienes.
Apenas pude explicarte el motivo del barro en mis manos,
de la primavera , ni del nido vacío
hecho de versos enmarañados
del que volaron palabras que un día fueron nuestras.
Me alejé como un niño con su juguete roto
y no te hablé del color de mi alma
ni de ese espacio de tiempo lleno de interrogantes
y puntos suspensivos
que llamamos edad.
No era esto lo que nos separaba,
sino el aire que corría entre nosotros
en dirección opuesta al recuerdo.
Te marcharte, vestido de blanco,
como si nada hubiera sido antes que tú.
Y grité tu nombre,
pero acaso no fue más que el eco de mi pecho
taconeando a solas, amor.

4 comentarios:

  1. No frecuento blogs, pues con honorables excepciones la mayoría de dedica a comentar su propio ombligo y a mí me aburre bostezar *sonrisas* Me agrada MUCHISIMO descubrir el tuyo, pues bien sabes que soy un profundo admirador de tu poesía. Volveré

    Besos - IBEN XAVIER

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  2. Muchísimas gracias, Iben por tus palabras. Espero que aquí no te entren ganas de bostezar *risas* Esto no es más que una forma de mantenerme un poco más cerca de la escritura y no perder el hilo. Ultimamente no participo en el foro por falta de tiempo. Gracias por asomarte y por tus palabras de aliento.

    Besos

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  3. Siempre esa voz pausada Venus, ese delicado toque de melancólica querencia. El amor, el silencio, el tiempo apenas, la insinuación de un mínimo reproche para cerrar una herida con el hilo de sutura de la boca hermosa. Y unos pasos al fondo de un recuerdo sin cicatriz, sin apenas esperanza.
    Un abrazo.

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  4. Gracias, Santiago... me siento muy identificada con eso de la melancólica querencia. A ver si cambio el chip y me sale algún día algo tan sorprendente como tu poema al caracol con ruedas, jajaja. Me dejaste con la boca abierta :-)

    Gracias por tu visita, amigo. Un beso

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