jueves, 23 de abril de 2009

Milagro insostenible



Me gustabas más cuando creía que eras nube
y dejaba mis dudas tendidas boca arriba
sobre la hierba húmeda
y les nacían tréboles a mis ganas de amarte.
El perfecto horizonte sobre el que sofocar
la sed inagotable de ti,
así eras tú, el milagro insostenible
al que te haces adicto
y que acaba oxidando los relojes.
Y es tan fácil morir, tan natural,
porque después de ti,
la luz ya nunca vuelve a ser la misma,
se entornan las pupilas y muerdo tu silencio,
el anzuelo invisible con tu cruda victoria.
Transita por tu savia mi inocencia
y creces sin saberlo todavía.

4 comentarios:

  1. Un poema bellísimo en cuanto a expresíón y a metáforas, de lúcidez sofocante y hasta real. Tienes una vena lírica muy hermosa para expresar los sentimientos más íntimos con una sencillez descabellante; sin apenas herir, aunque zahieras. Cuando trazas los versos alrededor del amor, se vislumbra ese reproche abierto por lo que fue y no es, ese lamento de duelo por los espacios perdídos, pero dicho desde tu pluma, casi no duele.

    Hermosísimo trabajo.

    Un saludo.

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  2. Hermosísimo comentario el tuyo, Santiago. Después de leerte, el poema me parece más hermoso. Será que lo perdido siempre nos evoca muchas más cosas, aún no sé por qué me gusta tanto escribir con la cabeza para atrás, como la niña del exorcista... :-)

    Un abrazo enorme, amigo. Gracias por dejarte caer por aquí y perdona mi tardanza en responderte. Ando aprovechando los breves momentos para la escritura, tú ya me entiendes.

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  3. "morder el silencio" magnífica imagen, muy poderosa

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  4. Gracias Ana, siempre mordemos el silencio, es el anzuelo perfecto... Mi abrazo, amiga.

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