miércoles, 25 de marzo de 2009

Déjà vu


Otra vez es el lienzo en blanco,
las ganas de nombrar las cosas por su esencia,
de acotar lo intangible para hacerlo arboleda,
como quien hunde sus instintos
en las aguas ignotas de otros labios
y poliniza sus deseos.
Un desierto en la boca del estómago
que me convierte en alguien
de soledad idiopática
y pulso delirante,
un reincidente más sin anticuerpos
contra el letal silencio
que arrastra la luz hasta el mismo borde
del propio precipicio
donde acero y rescoldo
apenas son un déjà vu.

sábado, 14 de marzo de 2009

A solas


Llegaste una mañana de mayo
vestido de imposible,
como suelen llegar las cosas que ya no se esperan.
Dijiste mi nombre
y se me quedó el silencio acurrucado en las sienes.
Apenas pude explicarte el motivo del barro en mis manos,
de la primavera , ni del nido vacío
hecho de versos enmarañados
del que volaron palabras que un día fueron nuestras.
Me alejé como un niño con su juguete roto
y no te hablé del color de mi alma
ni de ese espacio de tiempo lleno de interrogantes
y puntos suspensivos
que llamamos edad.
No era esto lo que nos separaba,
sino el aire que corría entre nosotros
en dirección opuesta al recuerdo.
Te marcharte, vestido de blanco,
como si nada hubiera sido antes que tú.
Y grité tu nombre,
pero acaso no fue más que el eco de mi pecho
taconeando a solas, amor.