miércoles, 5 de agosto de 2009

Como los ojos de los sueños


Son los sueños sin branquias los que mueren
por exceso de riego en el balcón
del mañana, es el miedo a equivocarnos
lo que hace girar todas las veletas
cuando se quedan sin impulso.

¿No ves que todavía no es derrota,
que aún podemos ser cualquier destino
que admita una palabra?

De mimbre son las alas de mis versos,
y se mecen, y esperan, y crepitan
como un rescoldo ajeno a los caprichos
de la noche, de barro es la distancia
de tu boca a la mía,
y de luz la conciencia de esta muerte
en la que crecen madreselvas.

¿No ves que cualquier rama
podría ser el nido, cualquier golpe
de viento un porvenir de peces luna
y de orillas abiertas
como los ojos de los sueños?

sábado, 25 de julio de 2009

Hubiera sido fácil




Hubiera sido fácil ser la nube,
la garza que no teme a su pantano,
o esa hierba que crece bordeando el camino.
Seguramente todo menos esto
que venimos a ser y que se rasga
como un papel de seda.

Mejor si nunca hubiéramos sabido
que alguna vez también fuimos la nube,
y la garza, y la hierba, y el silencio
que guardan los olivos en sus ramas.

Sí, nos harían falta muchos dioses
y barricas repletas de aceite de ricino
para prevenir tanto desconsuelo.

Lo sencillo está puesto dentro y antes
de cada primavera;
basta con escucharnos las manos
y los ojos,
esa fiel partitura de futuros
que suena, sin que apenas podamos percibirlos.

lunes, 15 de junio de 2009

Si tú me buscas

Si tú me buscas, saltan las palabras
de mi boca, funámbulas del aire,
hasta tu boca;
eje de coordenadas consonante
que me ata y me ubica
a cielo abierto, al norte de tus manos.
Si tú me buscas, yo me atrevería
a emparejar metáforas y lenguas,
a plena luna,
yo me atrevería
a soñar que me habita
la inmensidad del rojo
y desde mis azules
antojos de infinito, te diría
que es púrpura
el color de nuestro cielo.

sábado, 13 de junio de 2009

Palabras subrayadas

Perdona la distancia de mi verbo,
sus contornos de esmalte nacarado,
la ausencia de rigor en mis señales
y todas las palabras subrayadas;
son balas de fogueo
que dejan la memoria a la intemperie
y no saben herirte.
Sólo buscan quedarse,
hallar un centro de gravedad
hondo, como un latido.

lunes, 8 de junio de 2009

Sonríe


Cuando busques llenarte,
viértete por completo,
entrégate primero, sin reparos,
y llega hasta el final,
hasta que baje el hambre a tus talones
y lo sientas royéndote los pasos.
No tengas miedo, créeme, lo mejor es perderse,
aceptar que la vida ya es ajena,
e ir recogiendo uno a uno los pedazos
de esa versión distinta de ti mismo.
Tú confía,
la vida irá dejando
migas de pan en cada esquina.
Y si te llaman loco – como a mí-
mira la luz que cabe en tu oquedad,
sonríe,
nunca serás más libre
ni más tuyo.

jueves, 28 de mayo de 2009

La piel de las certezas




Si enumerara todas las coartadas
que tuvo que inventarse el corazón
para justificarme,
los discursos de arena
que la voz erigió hasta volverse un eco,
una especie de mantra sempiterno y preciso
que sólo invoca al aire,
la cantidad de lágrimas
embalsamadas que cabrían todas
en unas pocas líneas,
en un tiro de gracia.

Si pudiera definir las ausencias
que gimen como un perro herido,
las fronteras que huelen a deshielo,
me faltaría mar,
le faltarían páginas al alma.

Fueron tantas las noches de simétrica
belleza que juraban quedarse a nuestro lado
que me cuesta creer, hoy, en lo equidistante.

Sobrevivir no es vida,
ni una suerte,
cuando el resto, unos días abreviados,
padecen ese mal que esnifa los recuerdos
y nos hace mudar de forma clandestina
la piel de las certezas.

Pero tú nunca mueres,
se mueren los demás pronombres
y la vida prosigue en ti después de mí
sin importarle el número de esquelas.

Si el amor fuera exacto,
el edén debería ser múltiplo de ti.

domingo, 17 de mayo de 2009

Herencia de niebla


Cuando acabe de hablar
de la vida, del sueño
que en bandada de versos abandona
letra a letra, su efímero nido,
cuando ya no confunda
los verbos con las alas del azor
y me haya sobrepuesto a esta querencia
por un mundo convexo que se achica
de forma inexorable,
cuando se hayan templado los impulsos
y logre distanciarme del delantal de sombras,
del hollín y la sal marcados como a hierro
en la piel de la elástica memoria,
unas manos tiznadas de preguntas,
tal vez será lo único que quede,
una herencia de niebla y humedad
que se renovará durante siglos
como una ciencia exacta
que buscara dar fin
a esta inútil urgencia de asilo en la palabra.

jueves, 23 de abril de 2009

Milagro insostenible



Me gustabas más cuando creía que eras nube
y dejaba mis dudas tendidas boca arriba
sobre la hierba húmeda
y les nacían tréboles a mis ganas de amarte.
El perfecto horizonte sobre el que sofocar
la sed inagotable de ti,
así eras tú, el milagro insostenible
al que te haces adicto
y que acaba oxidando los relojes.
Y es tan fácil morir, tan natural,
porque después de ti,
la luz ya nunca vuelve a ser la misma,
se entornan las pupilas y muerdo tu silencio,
el anzuelo invisible con tu cruda victoria.
Transita por tu savia mi inocencia
y creces sin saberlo todavía.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Déjà vu


Otra vez es el lienzo en blanco,
las ganas de nombrar las cosas por su esencia,
de acotar lo intangible para hacerlo arboleda,
como quien hunde sus instintos
en las aguas ignotas de otros labios
y poliniza sus deseos.
Un desierto en la boca del estómago
que me convierte en alguien
de soledad idiopática
y pulso delirante,
un reincidente más sin anticuerpos
contra el letal silencio
que arrastra la luz hasta el mismo borde
del propio precipicio
donde acero y rescoldo
apenas son un déjà vu.

sábado, 14 de marzo de 2009

A solas


Llegaste una mañana de mayo
vestido de imposible,
como suelen llegar las cosas que ya no se esperan.
Dijiste mi nombre
y se me quedó el silencio acurrucado en las sienes.
Apenas pude explicarte el motivo del barro en mis manos,
de la primavera , ni del nido vacío
hecho de versos enmarañados
del que volaron palabras que un día fueron nuestras.
Me alejé como un niño con su juguete roto
y no te hablé del color de mi alma
ni de ese espacio de tiempo lleno de interrogantes
y puntos suspensivos
que llamamos edad.
No era esto lo que nos separaba,
sino el aire que corría entre nosotros
en dirección opuesta al recuerdo.
Te marcharte, vestido de blanco,
como si nada hubiera sido antes que tú.
Y grité tu nombre,
pero acaso no fue más que el eco de mi pecho
taconeando a solas, amor.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Un sueño diminuto

El tiempo cambia el nombre de las cosas
y la razón no entiende las palabras
que a menudo se asoman a mis versos.
En el aire se puede percibir
su esencia suspendida,
escoltada por dos interrogantes,
como un aroma aún por descubrir.
Se entretienen las manos con muy poco;
con verdades a medias, con silencios
de antiguos calendarios y promesas
que sólo el corazón sabría pronunciar
en su lenguaje de puntos y comas.
Qué certeza no muere entre los labios
sin dejar cicatrices en el alma,
y un sueño diminuto
al que le crecen sílabas
que se repiten hasta el infinito,
como si sólo fuera el resultado
de una extraña e imposible división.

domingo, 15 de febrero de 2009

Contar el infinito con los dedos




Con el paso del tiempo, me pregunto
adónde fue el mensaje en mi botella,
quién supo sino el mar y sus alberos
del canto quebradizo
que invocaba a tus labios en un extraño idioma
de adverbios compatibles entre sí.

Y es mi ambigua renuncia la que endulza
contradictoriamente esos instantes
en los que la indolencia de los hombros
parece congregar a los deseos,
cuando una mano tuya delimita
de forma imaginaria el mundo en mi cintura.

Nada sería igual sin la distancia,
sin el silencio cómplice del que somos discípulos.
Porque sé que si hubiéramos pedido
lo imposible, los dioses
habrían roto todos los espejos,
habrían cancelado los trayectos de vuelta
desde cualquier azul de tu mirada
y al calor de la lumbre
aquel rosal se hubiera marchitado.

Entiéndeme, me basta con saber
que el futuro nos lleva en sus bolsillos
e imaginar el cielo a falta de certezas,
contar el infinito con los dedos.

martes, 10 de febrero de 2009

Cruel arquitectura




A cielo raso duermen las palabras
sobre un faldón de tejas en la noche,
como gotas de lluvia rutilantes
que soñaran saltar el voladizo
sin reparar en tiempos ni medidas.

Quizás la vida tan sólo sea eso,
el sueño de otra vida diferente
a modo de zumbido sobre nuestras cabezas;
dos ojos a través de un tragaluz
por el que sólo escapan los recuerdos,
un jardín más allá del laberinto,
y palomas que esquivan los balaustres
cuando el cimiento tiembla y se humedece.

Arquitectura cruel la de esta estancia,
en la que mueren ciegos casi todos los sueños.

viernes, 6 de febrero de 2009

CARTAS MARCADAS



Entonces los inviernos eran las estaciones
del metro, salpicándonos el rostro,
frías conversaciones de ascensor
y algún que otro arañazo en nuestros egos.

Todo era intenso y breve, como la juventud,
que pasaba las horas en un banco
del parque, maquillándose en exceso,
en el intento vano de ocultar
la urgencia incorregible de su piel.

Nuestras metas, aquellas que jugaban
como chavales en la orilla,
se fueron encorvando con los años
y palidecieron
en una caja de mudanzas
que quisimos dejar en el trastero.

Y la felicidad,
esa señora de ojos grandes
que disfrutaba deshojando sueños,
cambió de hobby inesperadamente
y se arruinó apostando en el casino.

Es lo que ocurre cuando el azar juega
con las cartas marcadas.

domingo, 1 de febrero de 2009

POSTDATA



Un reloj que rechina los segundos,
un sueño que aún no sabe que te has ido,
la huella de un pronombre indefinido
y silencios más largos y profundos.

Un listín de recuerdos moribundos,
las luces de neón contra el olvido,
altares de serrín para un cupido
cansado de apuntar a vagabundos.

Sedantes para el ánima y los miedos,
excusas que suavizan los agravios,
café solo en el fondo de mis credos,

las citas penitentes de los sabios,
y tengo una postdata entre mis dedos,
-¿la adivinas?- mordiéndose los labios.